La sangre no para de caer
por mi muñeca, al igual que mis lágrimas de mis ojos. <<Mamá, quiero
cambiarme de instituto. Mamá, quiero cambiarme de instituto. Mamá quiero
cambiarme de instituto>>. No lo paro de repetir, en mi cabeza. Las
imágenes surgen en mi mente. Se ríen de mí. Me culpan de todos los problemas.
Me pegan.
Nunca he sabido que he hecho
mal para dar tanto asco a los demás. Nunca he sabido que he hecho mal para
darme tanto asco a mí misma.
Tonta.
Eso es lo que eres. Una tonta y una gorda. Los demonios de mi
cabeza. Lo peor, es que tienen razón. Soy tonta y estoy gorda. No puedo ni
mirarme al espejo.
Tardo unos diez minutos en
tranquilizarme. Me limpio el corte y me lo vendo. Mi madre está de viaje de
negocios, y no volverá hasta dentro de tres días, así que no se dará cuenta de
lo que ha pasado. Nunca se lo da.
Voy a concienciarme en estos
dos días en que tengo que decirle ‘‘Mamá,
quiero cambiarme de instituto’’. Claro que eso llevará consigo a
contarle toda la mierda que me pasa, y no me apetece.
No me apetece nada.
Abro mi cuenta de twitter.
La cuenta es anónima, me dedico a desahogarme. La gente me da muchos favs. en
cada tweet, pero no me dice nada. Que amable por su parte. Tengo casi 6.000
seguidores. No entiendo que ve la gente de interesante en mi cuenta, pero bueno.
Por esto, no suelo tener notificaciones que no sean favs. (tengo mi cuenta
bloqueada para los retweets, no quiero que alguno de mis tweets salga en alguna
cuenta y que alguien descubra quién soy). Pero veo una mención.
@agahasadfa Hola.
¿Qué es esto? Una persona
que quiere iniciar una conversación conmigo, supongo. Le sigo y le mando un
mensaje por MD.
Hola, ¿quién eres?
Una persona a la que
le has caído bien.
En la vida me había pasado
esto.
¿Por qué?
No lo sé. No creo que
haya que dar explicaciones cuando te cae bien alguien.
No entiendo que
quieres de mí.
Ser tu amigo.
¿Pero por qué?
Repito, me has caído bien. Me gusta ser amigo de la gente
que me cae bien.
Sigue sin tener
sentido.
¿Podemos comenzar una conversación normal y amigable?
Dudo un poco. ¿Y si es un
pedófilo? Bueno, más vale que no lo sea.
Vale.
Pues muy bien. ¿Cómo te llamas?
No te lo puedo ni
te lo voy a decir.
¿Por qué?
Es una cuenta
anónima. Si te dijera mi nombre, dejaría de ser anónima. ¿Cómo te llamas tú?
Si no me dices tu nombre, entonces yo no te digo el mío.
Me parece bien.
Creía que eso haría que me dijeras tu nombre.
Pues va a ser que
no.
Vale, no te enfades L
No me enfado.
Este chico me está cayendo
bien… espera, ¿es un chico? Creo que sí.
¿Eres un chico o
una chica?
JAJAJAJAJAJAAJAJAJAJAJAJAAJAAJAJAJAJAJJA, creo que en la
vida me habían preguntado tal cosa
por Twitter. Soy un chico… creo.
¿Con ese creo
estás dudando de tu sexualidad?
Por supuesto que no.
Seguro.
¿Desde cuándo se me hace tan
fácil entablar una conversación con alguien?
Dejando el tema de mi sexualidad… ¿qué te gusta hacer?
Escuchar música y
leer, ¿a ti?
Escuchar música, leer no es lo mío, creo que los
videojuegos se me dan mejor.
No odio los
videojuegos, pero no se me da bien jugar.
Oh, vaya… ¿película
favorita?
Cumbres
Borrascosas.
Que película más pastelosa.
No es pastelosa,
es triste y cruel. ¿Cuál es la tuya?
Forest Gump.
Película de niñas.
Mentira.
Verdad.
Forest Gump es una película de hombres.
Claro, hay que ser
muy hombre para controlar el no llorar en la parte
final… ¿o es que lloraste?
No.
Sí que lo hiciste.
No lo hice.
Por supuesto que
lo hiciste.
¿Eres vidente acaso?
Tengo una bola
mágica (¿?) y en ella veo que lloraste como una niña.
Vale, lo admito, y viendo Bajo la Misma Estrella también,
mucho, ¿VALE?
¿En qué parte?
En todas.
Me río. Es más patético que
yo.
¿Sigo sin poder
dudar de tu sexualidad?
Ajá.
Pues lo estoy
haciendo ahora mismo.
PUES NO LO HAGAS. TE LO PROHÍBO.
No eres mi madre.
No, soy tu padre.
Mi padre murió hace tres
meses por un accidente de tráfico a causa de drogas. Él no vivía en casa, mi
madre no le dejaba.
Llevas dos minutos sin hablar conmigo… ¿estás bien?
No.
¿Por qué? L
Porque me has
recordado a mi padre.
Oh… dios mío, lo siento muchísimo. Enserio, no era mi
intención.
No tienes que
sentirlo.
Nos quedamos callados por
unos minutos, sin saber que decirnos. Al final, parece que él se lanza a
escribirme algo.
No pretendía hacer eso, lo siento. Buenas noches, Anonymous.
Igualmente,
Anonymous.
Me ducho, me visto con el
pijama y me meto a la cama. No me apetece comer. Me quedo pensando en el chico
que acabo de conocer… no parece ningún pedófilo, parece una buena persona. Lo mismo
nos hacemos amigos… ¿o es que ya lo somos? No lo sé, nunca he tenido un amigo,
no sé qué es eso.
A los cinco minutos de estar
en la cama me doy cuenta de que no me he cepillado los dientes. Es asqueroso
dormirse con los dientes sucios, así que voy al baño. Entro en el baño y me
fijo en… la báscula. Aparto rápidamente la mirada de ella. No quiero saber
cuánto peso.
Bueno, en realidad sí que
quiero.
La saco lentamente de debajo
del mueble. Pongo un pie sobre ella, y en el contador aparecen los números
00.00. ¿Realmente tengo agallas para hacerlo? Me subo. Cierro los ojos. No
puedo. No. Me bajo de la báscula sin mirar el contador. No la recojo ni me lavo
los dientes. Me voy a la cama y lloro hasta que me duermo.